MITAD CENIZA MITAD LATIDO
Jaime Bedoya
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Artista total, renacentista contemporáneo: eso era y eso es Jorge Eduardo Eielson (Lima, 1924 - Milán, 2006). Poeta, dramaturgo, periodista y artista plástico, dejó sembradas una serie de interpretaciones del mundo interconectables en el tiempo y en el espacio. Estas redes tienen como punto de encuentro una unidad mínima de tensión y posibilidad, el nudo.
La obra abierta de Eielson hace posible establecer nuevas vinculaciones con una sensibilidad diversa que al mismo tiempo es profundamente íntima. Se trata de nuevas capas de aproximación a lo que nos relaciona como materia y como forma. Eso lo que acá presentan Elisenda Estrems y Nani Cárdenas, una nueva forma de anudar con la obra de Eielson: sus
nudos siguen ofreciendo infinitas maneras de enlazarnos con la vida.
Nani Cárdenas
El desarrollo de la propuesta de Cárdenas se nutre de un Eielson sensorial. Este, como poeta y como artista plástico, describe una materialidad de infinitas posibilidades, incluido el vacío que todos ocupamos.
El nudo es el inicio de la investigación: alianza e impulso que todo conecta, logrando un dibujo aéreo, si es que no mapa de cercanías y de distancias. Estos ritmos internos de la materia hacen una danza paralela donde lo que tocan, es. A partir de formas que se repiten de manera acumulativa Cárdenas revela coincidencias antagónicas: el brillo debajo de la piel.
usted no me creerá
pero luchar luchar luchar
todas las noches con un tigre
hasta convertirlo en una magnolia 1
La materia en la que aparecen estas formas es una revelación no dicha. El acrílico transparente es invisible y reflejante a la vez. Hay memoria de huaca milenaria en el metal que simula un traje pixeleado. Mientras que lo que queda del cobre después de acuñar monedas transforma la falsa nostalgia por el dinero en una ensoñación galopante: Soñar solo caballos.
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Una materialidad explícita conecta primigeniamente los trabajos de estas dos artistas plásticas. La estera del Petate de Estrems, que recoge el primer Eielson básico y cotidiano, dialoga con las sillas y escaleras metafóricas de Cárdenas escapadas de un poema. La rigurosidad del abecedario en gris creado por Estrems para recitar a Eielson, piel debajo del brillo, contrasta con la sensualidad del dibujo que en Cárdenas muta entre lo escultórico y lo pictórico. Las diferencias complementarias conforman el todo.
Este juego estelar, blanco y negro que no cesa, encuentra su dinámica y empatía en el afán de conectar poemas con procesos. Es el tema de origen —la polisemia poética de Eielson— lo que hace posible la convivencia de miradas distintas al revisitar sus palabras. Entre ambas visiones lo que perdura es la permanencia de una verdad en espiral, arte poética que ocupa la sala que ahora nos rodea:
Somos un animal que se enamora
Mitad ceniza mitad latido
Un puñado de tierra que respira
De incandescentes materias
Que jadean y que gozan
Y que jamás reposan 2
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1 Campidoglio, Jorge Eielson, 1952.
2 Ceremonia solitaria en compañía de tu cuerpo, Jorge Eielson, 1964.
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